En 2014, Miguel Faustino C. y Alisson Barragán A., licenciados en Finanzas y Administración, se dieron cuenta de la falta de difusión adecuada del pisco, el destilado emblemático del Perú. Los piscos de alta calidad no estaban fácilmente disponibles para los consumidores, lo que resultaba en malas experiencias y perjudicaba la reputación del pisco como destilado de calidad. Para abordar esta brecha en el mercado de bebidas destiladas, nació la marca Cepa Inka Pisco. Su objetivo era ofrecer un pisco de calidad con una presentación atractiva, y ser sostenible por sí misma. Se invirtió en el desarrollo de la empresa, centrándose en la producción y comercialización de un pisco de alta calidad.